Sé Friki

sábado, 29 de agosto de 2009

Sin sentido


Respiro, inspiro, aspiro, espiro. Como el rugir del mar, el silbido del viento o la luz del sol. Un latido de luz te despierta, inconexo, la tarde del jueves. La lúgubre sensación de aspereza embarca hacia tierras lejanas en pos de riqueza y glorias pasajeras. Solo, toda la tarde solo, afligido en un lecho de sábanas arrugadas y manchas de sangre provocadas por una gingivitis galopante. Esputo azul cielo. Cian. El polvo que flota en el ambiente ha sido delatado por un rayo de sol, pequeñas partículas de nada que flotan en convección cada vez mas deprisa, o eso te parece a ti.

El teléfono suena, pero te da igual. La tele suena, pero te da igual. Tu madre suena, pero te da igual. Te echas a llorar pensando en que tu vida no vale nada. En que por mucho que hagas aun te quedará por hacer, en que te haces viejo y todo es excreción.

Se hace anochecer y el sonido de los coches y los ajumados te llega cual telegrama sangriento. Piensas en disparar hacia esos bramidos y hacia esa música de envía TUMADRE al 4444. Por eso no querían darte el rifle. Balas de plomo y cianuro habrían causado histeria sináptica por doquier. No concilias el sueño y decides colocarte el cáñamo trenzado al cuello. Te masturbas hasta quedarte sin aliento, luego caes de la silla situándote fuertemente el pene, asomado por la ventana, apuntando a esos mamelucos que portan cadenas de oro y plata y visten como esclavos.

domingo, 23 de agosto de 2009

Ruido


La oscuridad abrazaba la calle con sus peludos y negros brazos. La luz artificial, hialina como un cuarzo, a veces naranja, luz de las farolas se filtraban a través de las rendijas de la persiana cual inmigrante saltando la alambrada, silenciosa, fugaz y temerosa de ser descubierta.
Cuando la vista se le acostumbró, un poco, lo suficiente, encontró el libro que buscaba. Estaba sobre la mesa, lo agarró y una lluvia de plata se precipitó con un millar de mudos cantares sobre el suelo. ¿Habéis intentado recoger alguna vez el contenido desparramado por el suelo de una cajita de alfileres?

Mientras buscaba uno por uno los alfileres pensaba en el mañana, en sus pies descalzos sobre las losas de mármol, sobre los trocitos de metal. También pensaba en que un corazón roto se niega a aceptar lo evidente: que no le querían.

Acababa de dejarla -Me voy de aquí para no volver jamás- le dijo con convicción. -¿Puedo ir contigo?- le respondió mientras imaginaba como una ciudad llamada relación se desplomaba en una agobiante nube de polvo. -¡Claro que no!- espetó él.

Se produjo un silencio de blanca interrumpido por un sollozo. Aunque si hizo lo imposible lo inevitable llegó. Ella sabía la verdad, que él no la amaba de ninguna forma. No le gustaba su personalidad, ni su físico, ni su carácter, ni sus amigos, ni su familia, ni su ropa, ni su mascota, nada, ni el sexo con ella. Aguantó tanto tiempo con ella gracias a su brillante cobardía y su patética inseguridad.

Ella se entregó al peor soñando que podría ser el mejor, pero era, como no un hombre ínfimo. No sería justo decir que la decepcionó, porque las mentiras infundadas por uno mismo no cuentan ni como medias certezas. Ella era una necia y él un cabrón. Ella lloraba mientras el se sonaba los mocos, y entonces ocurrió lo inesperado. Volvieron juntos. Tal vez fuera el cariño de la añoranza o una erección, pero están juntos de nuevo.

lunes, 17 de agosto de 2009

Resumen resumido.


El rugir del mar. La espuma blanca. El pelo en la cara. El sabor de la sal. Piedras en la nariz. Parafina en el corazón. Calzoncillos bajo el bañador. Tiendas de campaña. Azúcar moreno en la hierba. El olor de la lluvia. Las catalanas borrachas, las vascas borrachas, las francesas borrachas, las chicas borrachas. Palitos de luz. La Torre Eifel. Las rusas borrachas. Una coreana. Cervezas en The Wall. Una vagina fea. Que si en Corea comen perro, que si en Rusia la gente muere de frío, que si en México la gente trafica con mota, que si en USA la gente está gorda, que si Obama es chino, que si en Brasil las chicas son ardientes. El oh la la. El olor a pis en el metro. La Virgen de la Roca. La autovía mudéjar. Los 140 kilómetros sin gasolineras. Bocadillos para comer, cenar, desayunar y dormir. El puñetero 14 de Julio. Que las negras te acosen en el transporte público. Confundir el día con la noche. Las patatas con chili. Las cheves en la terraza de lunes a domingo. La tabla siempre acuestas. Gafas rotas. Gafas enterradas bajo la playa. Las gafas de Vicentín. Casi morir. Dos veces. Los aviones sobre mi. Mil cosas mas. Y la vuelta a casa.

Me desperté el martes 11 y me eché a llorar. Era como una de esas depresiones que le entran a uno tras haber estado todo un fin de semana de cocaína. Fue tan bueno mientras duró.

Ahora toca Septiembre, los exámenes, volver a las clases, piso nuevo, nuevos compañeros, nuevas asignaturas. Las prácticas. Mas promesas de viajes. Los mismos bares. Los mismos padres. Nuevas vecinas. Nuevas historias.

He vuelto.

PD: MUAJAJAJA.